Una de las formas más sencillas y seguras de reproducir algunas plantas
es por medio de esquejes de raíz, cosechados
a mediados de invierno.
Si se trata de una planta pequeña, se puede arrancar de la maceta y
cortar algunas secciones; una planta grande, en cambio, puede tener
raíces muy cerca de la superficie, de manera que removiendo un poco
de tierra se pueden obtener porciones. Las raíces jóvenes y vigorosas
crecerán mejor. Se han de plantar en un compuesto para esquejes que
tenga una proporción igual de arena y de turba. No necesitan calor artificial.
Las raíces más gruesas, tales como las de la anchusa o eryngium, deben ser del diámetro de un lápiz; las más delgadas como la
Phlox paniculata ha de tener un diámetro de 3 mm. Las secciones de raíces han de mantenerse húmedas dentro de una bolsa de polietileno. Los esquejes se preparan dentro de casa.
Las secciones de raíces más gruesas han de ser de unos 5 cm de largo, y en el extremo inferior, hacer un corte sesgado para identificar cuál de los extremos se enterrará. No hay que utilizar hormonas para raíces, sino que hay que espolvorear con
captan o benomyl para evitar que se pudran. Realizada esta operación, inserte cada sección en compost para esquejes dejando una distancia de 5 cm entre cada una.
Las raíces delgadas, como las de flox, deben colocarse horizontalmente sobre el compost dejando una distancia de 2,5 cm entre cada una y recubrir con una capa de compost. Tan pronto como hayan enraizado, pasarlos a un semillero, pero aquellas que han sido cultivadas en un armazón propagador, se dejarán en su sitio hasta el
otoño.
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