
Las necesidades de un propagador en lo referente a tierras y fertilizantes no son muchas afortunadamente, pero de necesitarlos, siempre debe optarse por los productos de buena calidad.
Una de las mejores maneras de asegurar que las semillas germinen bien es usar un buen compost para semilleros. El compost se realiza amontonando mezclas orgánicas. El
abono, además de mejorar la estructura del suelo, proporciona nutrientes de un modo equilibrado. El compost bien maduro es de color castaño oscuro, se desmenuza, es agradable de manejar y su olor es también característico, olor a bosque. Esto garantiza que la cubierta protectora de las semillas, retenga la
humedad y se abran correctamente, con la cual se favorecen las condiciones para la
germinación y los nutrientes necesarios -fosfatos en particular- para que los plantones tengan un buen comienzo.
Una vez que los plantones han brotado bien, se hará necesario entresacar y añadir una cantidad adicional de nutrientes. Si las plantas en cuestión son rododendros, camelias o brezos, ha de elegir las tierras con sumo cuidado. dado que estos y unas pocas plantas más no se ajustan con suelos alcalinos. Ha de procurar entonces tierras ácidas o ericáceas, que no contienen arcilla.
Los esquejes responden mejor en un suelo que contenga una mezcla de arena y turba en partes iguales. Si va a prepararlo por sí mismo, ha de comprar un musgo sphagnum de buena calidad y arena bien fina. No habrá ningún problema siempre y cuando la arena sea lo suficientemente gruesa como la que se necesita para propagación. Asegúrese de que esté limpia y que provenga de un lugar que no pueda contener semillas. Aquellos esquejes -especialmente de claveles- enraízan con mayor rapidez en arena pura, pero una vez que hayan enraizado habrá de ponerlos en un suelo con más nutrientes.
En
lo referente al riego, debe descartar la idea de que el agua acumulada
del techo del invernadero es la ideal. Sin duda es blanda, pero podrá
acarrear enfermedades, esporas y semillas. Una medida sabia, es usar
agua limpia de la canilla, dado que los plantones son muy sensibles. Los
rododendros, Prímulas obconica y P. Malacoides entre otras, no se
sentirán muy felices si las riega con agua de la canilla, porque es
alcalina, por lo tanto ha de recoger agua de lluvia para ellas, lo más
limpia posible y la almacenará en un recipiente provisto de tapa.
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