Macetas de exterior - Tierra y drenaje


Dado que las plantas crecerán en un lugar cerrado, y para la mayoría de ellas la maceta será su hogar permanente, es importante comenzar tal como se supone que se continuará: ofreciendo a las plantas las mejores condiciones posibles para permitirles un crecimiento sano. El primer paso consiste en llenar las macetas con buena tierra. Mucha gente, cuando se enfrenta con más de una o dos macetas, cae en la tentación de extraerla de un jardín, creyendo que así ahorrarán dinero. No es así.

La tierra de jardín suele estar llena de semillas de malas hierbas, puede tener algún hongo pernicioso y carecer de muchos de los nutrientes esenciales para un crecimiento sano. El jardinero perderá el tiempo arrancando malas hierbas, combatiendo enfermedades y comprando plantas nuevas para sustituir las que se le han muerto. Una de las alternativas es comprar un compost de marca, que suelen ser tierras buenas en general para las macetas, aunque contienen yeso y no son por lo tanto adecuadas para aquellas plantas que no soportan la cal, como las azaleas. También puede resultar caro si hay que llenar gran número de jardineras.

Los composts de base de turba, sin tierra, también parecen adecuados para los jardines en maceta, pero son realmente muy caros, y los diversos nutrientes que contienen son consumidos rápidamente por las plantas. Lo que significa que hay que abonarlas constantemente.

Es posible mezclar algunos composts de base de tierra y de turba, o incluso puede intentar hacer su propia tierra para macetas: todos los ingredientes necesarios se pueden adquirir en los centros de jardinería. Se puede usar macetas para crear un jardín en un patio pavimentado o ante la fachada de una casa (ver Tipos de abonos).

© Harry Smith Horticultural Photographic Collection.

La fórmula básica es 2 partes de mantillo (tierra sin malas hierbas) por 1 parte de turba y 1 parte de arena gruesa. Sería bueno añadirle algún fertilizante, como por ejemplo harina de huesos; la cantidad que habría que añadir depende de la cantidad de tierra que se esté preparando. Por otra parte, y si se puede conseguir, también conviene agregar a la receta mencionada estiércol bien descompuesto.

Prepare la mezcla con una pala pequeña en un rincón del patio u otro lugar pavimentado. Trabaje contra una pared para que la tierra no se desparrame al revolver el montón; las cantidades pequeñas se pueden mezclar en una carretilla. La tierra tiene que estar húmeda. Riéguela de vez en cuando durante el trabajo, pero no tanto que quede empapada. Todos los recipientes han de tener un drenaje adecuado. Sin él, la tierra quedaría anegada y ácida y las raíces se pudrirían pronto. Pero no basta con que la maceta tenga unos cuantos agujeros en el fondo. Hay que cubrirlos con una capa de cascote (trozos de maceta rota).

En los recipientes que midan más de 25 cm de altura, debe cubrir el cascote con una capa de grava de unos 2 cm de altura; la gravilla que se usa en los acuarios es ideal. Sin esta capa de cascotes y gravilla, la tierra se drenaría demasiado aprisa y se escurriría de la maceta cada vez que se la regara. Algunas plantas, además, como las azucenas, no toleran un medio húmedo, de modo que una capa más de arena gruesa o guijo fino encima de la grava asegurará un drenaje adecuado.




EL jardín
Fecha de la última actualización Julio 24, 2003
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